[name=Patricia Plaza] [description=Libertad | Amor | Revolución ] [img=https://2.bp.blogspot.com/-lZmSPJ4ElOc/TqWyVI6_brI/AAAAAAAAE3c/IIvrZ05K1bk3qwooHKI5qJFaI24gzwIPQCPcB/w1200-h630-p-k-nu/IMG_2220.JPG]



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Agárrate que vienen curvas

Los portugueses bautizaron a esta isla con el nombre de Flores, allá por el siglo XVI, seguramente maravillados por su impactante y salvaje belleza. El topónimo perduro igual que el catolicismo.
Apenas hay turistas, casi no se habla ingles.

Ellos son mas indígenas, piel mas oscura, pelos rizados, rasgos endurecidos. Todo en esta isla es mas salvaje.

Y es que cada isla en Indonesia es un mundo. Es como aterrizar en otro país, parecido pero único aunque diferente. Me explico?! Y la religión, casi siempre marca esa diferencia.

Las campanas de la iglesia me despiertan, son casi las 8, llaman a la misa matinal. Desde la ventana observo el desfile de gentes, con sus impolutos y curiosos trajes de domingo.

Me pongo en marcha. Salgo de Lubuanbajo con destino a Bajawa. Baratas furgonetillas llamadas "bemo" hacen el recorrido, pero solo salen cuando están llenas, y llenas significa, abarrotadas a mas no poder. Unas gallinas colgadas de la ventanilla, sacos de arroz, cajas y bultos varios encajados a lo tetris en el suelo, y una variada fauna de sonrientes y felices locales que no hablan ni papa de ingles y yo, apelotonados en el espacio restante.

Mientras Bob Marley y canciones horteras indonesias, suenan a todo volumen,.. Solo serán 8horas, además el conductor dice que vamos por la autopistas. Jaja!! Definición de autopista; serpenteante carretera llena de baches, de curvas y con tramos a veces sin asfaltar. Bordea cascadas, asciende montañas, atraviesa la maleza y miles de pueblos.

Observo la vida a pie de carretera, el infinito horizonte, perfectos volcanes y tapices de verdes arrozales. El trayecto es largo, lento, pero nada nada aburrido.



Bajawa está rodeada por docenas de poblados tradicionales de la etnia Ngada, y son de visita obligada. Paso el día en los poblados, Bena, Lamba, Bela,.. con un local que conocí, William, todo un personaje. Me lleva y me trae en moto, y me explica su historia, cultura tradiciones y ritos de esta etnia.

La mayoría de los Ngada practican una fusión de animismo y cristianismo. La construcción de estos poblados, detalles, estructuras, orden y ceremonias con sacrificios de búfalos (para nacimientos, bodas, funerales) o ritos para la fertilidad de la tierra, entre otros, tienen su simbologia y una presencia permanente de sus ancestros.

Y lo más impactante. Viven sus vidas tranquilas ajenas al mundo que les visita y les incordia con cámaras de fotos. Esto nunca lo había visto antes, ni en Tailandia, ni en Birmania, o en Vietnam,.. donde a los niños les enseñan al nacer la palabra mágica; dolar, y a perseguir a los turistas con souvenirs.


Una nueva dosis de bemo musical, locales, autopista, más curvas,.. y llego a Moni. Un micro pueblo, base perfecta para explorar el sagrado volcán de Kelimutu con sus lagos multicolor.


Madrugo, son las 5 de la mañana, camino en la oscuridad por el sendero con la única luz del frontal, Venus en el firmamento y absoluto silencio. Llego hasta arriba, me siento a observar el amanecer que en minutos llenan de luz a un maravilloso escenario. Los tres lagos de colores a mis pies, uno azul turquesa, otro marrón chocolate, y el ultimo verde oscuro. Mágico momento.

Los colores de los lagos pequeños cambian por la disolución de sus minerales, y se vuelven anaranjados y rojizos durante las diferentes épocas del año.



Y allí me encuentro con 3 españoles. Noe, Nuria y Borja. Llevan meses viajando, y les quedan un par de años por delante y medio mundo aun por explorar. Compartimos ruta, anécdotas, mucha risa, coñas varias, agudo sentido del humor y mil historias sobre nuestro deporte favorito; viajar! Amor a primera vista, nos hacemos inseparables.

Ultimas curvas, y tras un ajetreado día llegamos a Maumere, pero es muy feo, así que tiramos para el este por la costa y llegamos hasta un pequeño paraíso en la playa, un hostel con 3 bungalows básicos de bambú, baratos y frente al mar. Todo un lujo para nuestros cuerpos cansados y almas felices.



Días de playa, chapuzones, lectura y perreo. O lo que es lo mismo; dormir, comer y hacer basura. Y muchas, muchas risas y coñas, que amenizan los días y la espera al ferry que nos llevará en unos días hasta Salawesi.

Hasta entonces, lo de siempre, os quiero.
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